¿Cómo llegaste al mundo de la Responsabilidad Social y qué recuerdas de aquellos inicios?

La verdad es que la sensibilidad sobre la RSC a lo largo de las últimas décadas ha evolucionado sustancialmente. Desde una primera inquietud que despertaba en los años 90 y hasta ahora, imponiéndose como una necesidad real dentro de las organizaciones, independientemente de la inquietud personal que cada profesional pueda tener.

Zima Consulting ha tratado de fusionar dos elementos que realmente se basan en nuestra experiencia y que consideramos que tienen una gran conexión: la dirección de personas y la RSC. Al final, la RSC la pueden llevar a cabo las organizaciones como iniciativa corporativa, pero quienes realmente la ponen en valor y la llevan a su máximo exponente son las personas. En esta última etapa ha sido cuando Zima Consulting, y yo también, ha tenido claro que los empleados son los actores que contribuyen de manera más decisiva en la RSC. Porque la proyectan de puertas para dentro y para fuera de la organización. Siempre se ha dicho que los directivos deben ser un modelo, pero hoy en día son los empleados los que también lo hacen y proyectan de muy diversas maneras, los valores, los principios y las acciones de las organizaciones en las que trabajan.

En esta línea, ¿cómo ha evolucionado la estrategia de Zima Consulting en estos últimos años hasta la actualidad y cuáles son las principales líneas de actuación?

Zima Consulting tiene la posibilidad de incidir sobre iniciativas socialmente responsables como pueden ser la colaboración, la participación con determinadas ONGs o, incluso, las mismas prácticas, más o menos socialmente responsables, que cada organización cliente puede llevar a cabo en su día a día.

Zima Consulting trata de llevar a cabo iniciativas en términos medioambientales, como decía, colaborando con asociaciones u ONGs como Savia o Acción Contra El Hambre. Pero, realmente, nuestro mayor impacto se puede traducir en la manera en la que acompañamos a nuestros clientes. Es decir, son nuestros clientes los que tienen muchísimo más impacto y nosotros, a través de la consultoría que llevamos a cabo, les podemos ayudar a llevar a cabo iniciativas mucho más responsables. Hay clientes que, lógicamente, tienen como prioridad absoluta la conciliación de sus empleados, su desarrollo, el reconocimiento, organizaciones que tratan de establecer lazos en términos de economía circular, desarrollo en zonas rurales… Son todo este tipo de iniciativas sobre las que nosotros impactamos más. Potenciándolas y desarrollándolas de modo efectivo.

¿Puede poner algún ejemplo de buenas prácticas de tu organización en estos temas?

Zima Consulting es una organización muy modesta pero aún así tenemos iniciativas medioambientales como el reto  “cero papel”, por ejemplo. También la colaboración con asociaciones, como la que comentaba con Savia, que es una organización que está muy enfocada en el desarrollo y la empleabilidad de perfiles senior. En Zima Consulting estamos muy orgullosos de habernos integrado en esa plataforma, dentro de nuestra actividad de búsqueda directa de perfiles directivos o altamente especializados.

Llevamos a cabo también acciones más puntuales, como puede ser la de Acción Contra El Hambre, una iniciativa magnífica que desarrollan en muchas ciudades y que es el Challenge contra el hambre, en la cual las organizaciones podemos practicar algo de deporte y contribuir con esos kilómetros que somos capaces de recorrer. Son todas ellas, iniciativas de diferente naturaleza.

¿Qué papel tiene la comunicación de la Responsabilidad Social para vosotros y qué destacarías?

Para nosotros, sin lugar a duda, es crítica. Por dos razones: en primer lugar porque tienes que actuar como modelo. Debes actuar como modelo en función de tus propias características pero, en la medida de lo posible, debes hacerlo. Además, tienes que hacerlo y comunicarlo. Saberlo comunicar. La presencia en las redes sociales y otros medios a veces resulta un poco “esclava” porque tienes que estar pendiente y asignando recursos y tiempo que se podrían estar destinando a otras cuestiones. Pero es verdad, es importantísimo ser capaz de trasladarlo.

Las plataformas, asociaciones… a través de sus diferentes canales, son fundamentales para difundir buenas prácticas. Creo que es algo muy valioso para que sirva de ejemplo a otras personas y otras organizaciones que tienen inquietudes y les gustaría llevar a cabo acciones concretas. Y, en ese sentido, tampoco está nada mal que las buenas prácticas se copien. Ese tipo de «contagio» resulta muy positivo para la sociedad.

Para las empresas, ¿cuáles son las principales ventajas y beneficios de apostar por la responsabilidad social?

Son muchas y muy diversas. Además, algunas creo que son aspectos positivos que a las personas nos hacen sentirnos más felices, más realizados como individuos, llevando a cabo una actividad de naturaleza claramente empresarial pero te sientes mucho más identificado, mucho más realizado, mucho más pleno. Hoy en día, esta cuestión ha trascendido. Ya no solo se trata de cómo se sienta el individuo actuando de una determinada manera, sino que la sociedad y los diferentes grupos de interés también se sientan mejor. En ese sentido, pasa a ser una cuestión claramente higiénica.

En tu opinión, ¿cuáles son los principales errores que se siguen cometiendo entorno a la responsabilidad social? ¿Cómo se pueden subsanar?

Yo distinguiría entre aquellos errores que se cometen sin mala intención. Es decir, con la mejor intención las personas a veces empezamos a tener iniciativas que igual no las desarrollamos de la manera más acertada posible. Esto es una incidencia, no es un problema. Lo que es un problema es querer disfrazar determinadas prácticas para compensar o teñir otras que no son tan buenas.

Desde mi punto de vista, lo que es fundamental es que las organizaciones, igual que las personas, definamos nuestro propósito y, a partir de aquí, seamos consistentes. Y se puede ser consistente de una manera muy modesta. Tratemos de no generar una expectativa o una impresión mucho más positiva o mucho más ambiciosa de lo que realmente somos. Yo veo muchas noticias y me entero de muchos eventos, acciones e iniciativas que suenan estupendamente bien. Pero como diría alguien: “El barco de color bien, pero no flota”.

¿Cómo estáis fomentando desde Zima Consulting el diálogo y la comunicación con los grupos de interés? ¿Cómo lo lleváis a cabo y cuáles son las buenas prácticas que destacarías?

Mantenemos una relación continua con todos los grupos de interés, caracterizada por la escucha activa de cuáles son sus inquietudes. Y, además, impactando de una manera muy directa sobre los grupos de interés de nuestros clientes. Aquí es donde estamos más pendientes.

La solución de muchas cuestiones, desde una perspectiva principalmente organizativa, que es nuestro ámbito de especialización, ayudar a las organizaciones a dirigir mejor a las personas e impactar positivamente en la reputación. En muchas ocasiones, el cliente está prestando atención solamente a un punto. Si es una cuestión organizativa, puramente a los empleados. Pero esto conecta con muchos más ámbitos. Con muchos más grupos de interés. Así que siempre invitamos a nuestros clientes a escuchar, a prestar atención a otros grupos de interés para tratar de integrarlos en esa conversación. En la respuesta a esa cuestión.

Nosotros tratamos de ser muy activos tanto en asociaciones profesionales como en el ámbito académico colaborando con ellos. Desde nuestra modestia, tratamos de mantener una actitud lo más colaborativa posible y contribuir con opiniones y participaciones que resulten útiles.

¿Cuáles son los retos y desafíos de la responsabilidad social en España?

Yo no haría tanto una distinción sobre si los retos de la responsabilidad social corporativa en España son muy diferentes a otros espacios geográficos. El principal reto de la RSC es, y no quiero resultar demasiado simplista, pero sí que es verdad que el cliente final, el consumidor, a través de su acción responsable, va a determinar y va a generar una mayor viabilidad de iniciativas socialmente responsable. Es decir, creo que el cliente debe premiar de una manera decisiva, a través del consumo, acciones responsables de las organizaciones. Y, del mismo modo, penalizar o no dejarse llevar únicamente por el coste o una determinada moda. Yo creo que el reto es educar. Estamos educando a los estudiantes pero también tenemos que educar a los consumidores. Creo que se están haciendo muchos avances, pero hoy pienso que puede ser el principal reto.

¿Cuáles son los retos de tu organización? ¿Cómo los vais a llevar a cabo?

En términos de RSC, el principal reto es crecer para generar mayor capacidad de impacto, poder invertir en aquellos aspectos que requieran inversión puramente económica y crecer en la medida en la que cuando creces interactúas con más actores. Estos son los principales retos. A partir de ahí, dentro de nuestras posibilidades, todo se puede hacer mejor. Pero, para nosotros, pasa por poder impactar más, al llegar más lejos.